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jueves, 17 de mayo de 2018

¿Reciclamos?

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~~~ Todo puede tener otra vida (incluidos nosotros): ¡Recicla! ~~~

Normalmente, al pensar en la palabra reciclaje, nos vienen a la mente muchas ideas, todas ellas relacionadas con la reutilización de materiales. Y es que, muchas veces, no es necesario tener una gran imaginación para saber la cantidad de cosas y actividades que podemos realizar mediante esta acción. Claro que si tienes esa creatividad, ese don especial para hacer auténticas maravillas, mejor que mejor, pero no es lo más importante. ¿Las ventajas del reciclaje? Las conocemos de sobra, ya que desde niños nos han inculcado ese valor. Sin embargo, esta vez no vengo a daros la chapa con el tema del reciclaje de materiales, que de eso ya algunos podemos ser expertos absolutos (aunque también es fundamental, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de dinero que ahorras siendo una persona práctica). Hoy vamos a abordar la idea del reciclaje desde otra perspectiva, una más humana, más cercana y que de igual modo nos incumbe a todos.

Al hablar de reciclar, propiamente dicho, podemos hacerlo en referencia a la actualización de ideas, sentimientos, hábitos o estados. ¿Qué cosas, acciones o actitudes te gustaría reciclar en tu vida? Pequeñas cosas, quizás perdidas en tu pasado que te gustaría volver a retomar. Por ejemplo: hobbies del pasado que te gustaría hacer de nuevo, encuentros añorables que quedaron perdidos, viajes que hicieron que el tiempo se detuviera y que te gustaría volver a recuperar, sensaciones de calma y relajación que echas de menos actualmente en un entorno de estrés... Párate y piensa, ahora tienes la oportunidad de cambiar el chip y renovarte, empezar de cero si lo necesitas. Seguro que algo hay, busca en tu interior y recicla ese deseo. 

Reciclar la mente es fundamental. Hay que intentar estar abiertos a nuevos mundos, a nuevas ideas y a nuevos horizontes. Si actualizamos nuestros pensamientos, cambiaremos nuestra percepción del mundo que nos rodea y, a la vez, transformaremos nuestra actitud para afrontar la vida. Descubrir oportunidades no es algo fácil, es necesario estar bien despierto para atraparlas. Por ello, resulta crucial mantener siempre una actitud positiva y abierta, que nos ayude a lograr aquello que ansiamos, así como despertar motivaciones personales ocultas o desconocidas hasta el momento.

De igual modo, no nos vendría mal reciclar un poquito también el corazón, los sentimientos hacia otros, pero sobre todo, hacia uno mismo. Eliminar las comparaciones, los pensamientos de "ése es mejor que yo". Limpiar todo tipo de odio o rencor, sustituyéndolo por perdón o, simplemente, por indiferencia. Debemos aprender a reciclar todos nuestros sentimientos negativos: ansiedad, miedo, tristeza o rabia, entre otros. ¿Cómo lo podemos hacer? En primer lugar, nos centraremos en lo positivo de una situación aparentemente desastrosa. Aunque sea más fácil reconocer los errores o el momento crucial en el que nos venimos abajo, hay que intentar mirar más allá, reconstruir los hechos y pensar en algo positivo que se quedó por el camino antes del hecho negativo. En segundo lugar, procuraremos no generalizar, no pensar que cada vez que pase algo similar, el resultado final será el mismo, cayendo, de esta manera, en un bucle continuo sin salida. Por último, debemos evitar tomarlo todo a pecho y creer que si ocurre algo malo, siempre será nuestra culpa porque somos así. Muchas cosas suceden y no dependen de nosotros, unas sí, pero otras no y tenemos que saber convivir con ellas sin machacarnos ni maltratarnos psicológicamente. Olvidar o dejar de recordarnos ciertos aspectos negativos, nos ayudará a llevar una vida mucho más sana y saludable.

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Y tú, ¿reciclas?

lunes, 29 de enero de 2018

Hasta siempre mi pequeño

Con lo maravilloso que fue el 2017... este 2018 empezó con la peor noticia posible: nuestro "pequeño" se ha ido. Todos los que hayáis tenido o tengáis mascota entenderéis que son como uno más de la familia. No eras mi gato, pero te quería y te cuidaba tanto como si lo fueras, como mi hijo, mi gato adoptivo. Te conocí tarde, pero desde el primer instante valoré cada detalle y cada momento juntos. Yo nunca había tenido un gato antes de conocerte y eso, junto con mi curiosidad e inquietud, suponía además de un reto, una oportunidad. Fuiste el primero y el único, algo que te hace doblemente especial en mi vida. Y es que son tantos los momentos vividos, que es inevitable no echarte de menos.

Siempre recordaré tus muestras de cariño. Cuando te restregabas en mis piernas para marcar territorio, cada vez que iba al baño y venías detrás para que te diera agua y cómo la bebías en el lavabo. Cuando me iba y me acompañabas hasta la puerta para despedirte. Cómo inclinabas la cabecita al retorcerte de gusto cada vez que te acariciaba. Las veces que apoyabas tu cabeza contra mi brazo o te tapaba la cabeza con tu mantita para que no te molestara la luz. Cuando al mandarte besitos con los ojos cerrados, tú también cerrabas los tuyos como muestra de complicidad. Cómo me chupabas los dedos de las manos cada vez que comía gusanitos. Cuando te ponías a mi lado para recibir el aire del abanico en los días más calurosos.Cómo me clavabas tus uñas y te aferrabas cada vez que te echabas a dormir sobre mí para que no me fuera. Todas las veces que te metías en el armario de los juguetes y parecías un peluche más.

Nunca olvidaré esas dos únicas veces que me maullaste con tu tierna voz. Ese movimiento de cabeza al olisquear la comida. Tu 'swing' al bajar las escaleras. Volver a casa con la ropa llena de pelos tuyos. Esa 'posición gallina', la más cómoda sin duda. Tus siestas con Papá Noel. La rapidez con la que 'volabas' al oír cómo se abría el armario donde se guardaban tus tan queridas barritas. La fiesta de las pompas de jabón. Tus infinitas posturas al dormir (cada cual más adorable y singular) y tu flexibilidad a la hora de lavarte. Esa peculiar manera de jugar al escondite sin quererlo durmiendo en diferentes sitios de la casa como la lavadora, la maleta, el armario... Pero, sobre todo, echaré de menos el sonido de tu cascabel cuando me oías llegar y venías a verme.

Gracias por tu enorme cariño desinteresado, por tu paciencia con esta loca de las fotos que solo quería congelar cada recuerdo. Por tu inteligencia, ya que no era fácil engañarte. Y por tu fidelidad, sobre todo en los días más difíciles... ahí estabas tú siempre, clavando tu mirada de "me importas" y acomodándote a mi lado para hacerme sentir mejor. Porque si hay algo que me derritiera, era eso. Gracias por dejarnos hacerte protagonista en cada acontecimiento especial (cumpleaños o aniversarios) porque, a fin de cuentas, eras uno más de la familia.


💝 Gracias por ser mi regalo diario y por todos los momentos vividos.
Siempre te llevaré en mi mente y en mi corazón 💝

viernes, 14 de noviembre de 2014

Lluvia en el cristal

Otoño, mi estación del año favorita. Por esa variedad de colores que tiñen los campos, que hacen todo más bonito y más cercano. Poco a poco va llegando el frío, los días son más cortos y generalmente el clima es más triste, apagado. El frío se convierte en la excusa perfecta para dar y recibir abrazos, algo que como sabéis me encanta. Pero si hay algo que verdaderamente identifica al otoño, ésa es la lluvia. La lluvia la identifico con el sentimiento de nostalgia, nos hace recordar momentos pasados, nos traslada a lugares o instantes significativos, por tristes o por alegres. Revivimos emociones, sensaciones... sentimientos que quedaron anclados en el pasado, gestos o palabras que nos marcaron en su día vuelven para hacerse presentes de nuevo.

Ves las gotas caer, primero poco a poco, luego con mayor intensidad. Va tomando fuerza y eres consciente del paso del tiempo. Cuando miras llover desde la ventana parece que el tiempo no avanza, te quedas pensativo, pues tu mente inconscientemente vuela. Vuela de forma incontrolable hacia aquello que tenemos en la cabeza. Llega una dulce melodía de recuerdos que van envolviéndote y abarcando toda tu realidad. 

Es bonito ver llover. Es bonito acompañar a una gota de agua en su viaje y es que nosotros mismos somos como gotas de agua. Caemos, muchas veces sin querer pero es inevitable no hacerlo de vez en cuando. No tenemos el control completo en nuestras vidas. La gota, a pesar de caer donde le toque, ya que ella no decide el lugar, se aferra a la vida y lucha por no desaparecer. No importa la gente que pueda pisar o destruir esa gota que queda en el suelo porque, aunque cambie de estado, sigue siendo ella. Así pues, muchas personas pueden pasar por nuestra vida, transformarnos, hacernos daño... que seguiremos siendo nosotros y esa fuerza de la esencia que perdura siempre es la que nos mueve a seguir ahí. A no huir por muchas tormentas que pasen. 


Somos gotas de agua, aparentemente iguales, pero distintas en su forma. 
Cada una única e irrepetible.