jueves, 31 de diciembre de 2020

Despedidas

2020 era un año que a priori, ilusionaba y prometía mucho, tan sólo por su apariencia. Un número bonito, repetido, par, una nueva decena a estrenar... Ahora que lo pienso, bien dicen que "las apariencias engañan" y, sin duda, esto ha sido algo así.

Sin esperarlo, de la noche a la mañana, todo se truncó y ya no volvimos a vivir la vida igual que la conocíamos hasta entonces. Nos perdimos la primavera por permanecer en nuestros hogares, pero aprendimos nuevas aficiones,incluimos nuevas rutinas, transformamos nuestro día a día y adaptamos nuestra vida a la distancia social. Las constantes llamadas y videollamadas se pusieron a la orden del día, era nuestro medio para sentirnos más cerca y una prueba de quién realmente estaba a tu lado, haciéndose presente. Dibujos, arcoíris y aplausos inundaron las ventanas y balcones de la ciudad, sustituyendo los besos y abrazos que ya no podíamos dar. 

A pesar de perdernos la primavera, nosotros pudimos florecer y retomar una "nueva normalidad" que en nada se parecía a la de antes. El verano llegaba y seguía impidiendo que yo pudiera visitar mi pueblo, pero me dio la oportunidad de conocer otros rincones, esos lugares que no veía desde niña y que no había valorado hasta entonces. La libertad, perderme en mi naturaleza querida, volver a ver el aleteo de una mariposa, la brisa del viento en mi piel... Todo parecía nuevo, todo lo disfruté como si fuera la primera vez que lo vivía, mis sentidos se agudizaron, desde la lentitud y la calma con la que habíamos vivido previamente.

Ya nos habíamos asentado en la nueva rutina, cuando llegó el otoño y, con él, con mi estación favorita, comenzó mi pesadilla. En un abrir y cerrar de ojos, por despiste, perdí mi oportunidad de volver a trabajar y pensé que eso sería lo más horrible de mi año, pero no, había algo mucho peor guardado para mí. La cantidad de personas que perdieron sus vidas te alarman y entristecen, pero cuando lo vives en primera persona todo se acrecienta. Despedidas precipitadas, sin ser despedidas como tal, al no poder decir adiós. Familiares que se fueron solos, en la tristeza y soledad de una cama de hospital, como mi tío, que no merecían un final así. Ese miedo que teníamos al principio de la pandemia, por ser él persona de riesgo, se transformó en sufrimiento, dolor e impotencia ante la cruda realidad. El día de su cumpleaños perdimos a la persona que nos quería como sus propios hijos, ese que tenía tantas ganas de vivir y compartir su tiempo con los suyos, quien valoraba las pequeñas cosas casi tanto como yo y el que necesitaba muy poco para ser feliz y hacer felices a los demás.

Despedimos este año con más ganas que nunca, creemos que así dejaremos todo lo malo a un lado y volverán cosas buenas. Sin embargo y, por desgracia, cambiar de año no hará que el problema desaparezca. Las cosas no son tan fácil como parecen, se necesita del compromiso de todos los que tenemos esperanza en que poco a poco todo cambie y estamos dispuestos a poner de nuestra parte.

Durante este año hemos vivido muchas cosas negativas, nos hemos encontrado piedras o muros en el camino. Pero como de todo lo malo se saca un aprendizaje, aquí expongo brevemente algunos aspectos positivos que me llevo de este año. Gracias a la limitación de personas dentro de los grupos sociales, hemos reforzado la idea de que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano y que no necesitamos mucho para ser felices. Hemos aprendido a apreciar a nuestra familia, a conocerlos más al compartir nuestro tiempo con ellos y estrechar esos lazos que nos unen. También hemos sido más solidarios con nuestros vecinos, por ejemplo, y con cada persona a la que pudiéramos ayudar, de un modo o de otro, de forma totalmente desinteresada, solo buscando su bienestar y tratando de hacer la vida un poco más sencilla. Hemos aprendido a demostrar el amor de otras maneras, a dar abrazos y besos sin contacto directo, a sonreír con los ojos, a encender corazones apagados, a alimentar el espíritu y el alma de los que más lo necesitaban. En definitiva, a vivir una vida sencilla, apreciando lo realmente importante y caminando juntos hacia el futuro.


Aunque lo perdamos todo, que nunca nos falte el amor: la fuerza más poderosa de todas, la que no tiene límites y llega a cualquier lugar, la que puede viajar a través del tiempo y de cualquier medio. 

Despedimos el año siendo más resilientes porque aprendimos a superar las dificultades, siendo más humanos, valorando lo que tenemos y comprendiendo que la salud, esa que siempre piden nuestros mayores, es lo más importante de todo porque sin ella, realmente estamos perdidos. 

Por eso, ¡salud para todos!

viernes, 25 de diciembre de 2020

Adviento 2020

Desde el día uno de diciembre, en la cuenta de Instagram del blog (@lluvia_de_estrellas2), he estado proponiendo pequeños retos diarios a modo de reflexiones que hoy, siendo el último día, aprovecho para desarrollar aquí. Así, he configurado un calendario de Adviento, donde cada día un símbolo de Navidad, nos daba pie a analizar más allá de su materialismo y nos ofrecía la oportunidad de bucear un poco más en nuestro interior.

Día 1: "Las campanas nos anuncian la llegada de algo nuevo. ¿Qué sonidos te acompañan cada día? Fíjate, seguro que son más de los que piensas". Con este reto buscamos aprender a apreciar los pequeños matices que, en el día a día, pasamos desapercibidos.

Día 2: "El muñeco de nieve es resisten al frío, pero se derrite con el calor. ¿Cuáles son tus fortalezas? ¿Y tus debilidades?". Nadie es perfecto y a través de este ejercicio, aprendemos a conocernos a nosotros mismos, focalizando nuestra atención tanto en las fortalezas como en las debilidades que poseemos. Ser capaces de reconocer cada una de ellas, nos hará más conscientes de nuestras posibilidades de acción y nuestra personalidad.

Día 3: "Los Reyes Magos ofrecen lo mejor que tienen: oro,incienso y mirra. Y tú, ¿qué aportas a los demás?". Cuando servimos como apoyo, motivación,escucha, ayuda... Muchas veces lo hacemos sin pensar, instintivamente, porque es nuestra naturaleza y así nos nace. Por eso, es necesario pararse y ponerle nombre y sentido a cada acción que llevamos a cabo.

Día 4: "Rodolfo el reno tenía la nariz roja y se reían de él, pero a la vez servía para iluminar el camino y guiar a Papá Noel. Y tú, ¿qué defecto has transformado en algo positivo?". A menudo, tendemos a creer todo lo que nos dicen los demás, pero se nos olvida que no todo el mundo ve la vida con los mismos ojos, cada quien tiene su propia perspectiva, basada en sus vivencias personales. Por eso, no te quedes con lo que digan de ti, no dejes ser una etiqueta ni pienses que esos aspectos negativos te van a pesar por el resto de tu vida. Dale la vuelta y transforma eso negativo en algo positivo, otórgale tu punto de vista y no permitas que nadie se crea el dueño de tu vida.

Día 5: "Las velas nos dan luz, calor, refugio, esperanza... ¿Qué momentos o personas iluminan tu vida?". A pesar de que siempre tratemos de ser fuertes y buscar el lado positivo de todo lo que vivimos, también hay momentos grises (dependan o no de nosotros) que tenemos que afrontar. En estos momentos oscuros es cuando sabemos quién realmente está a nuestro lado, valoramos más a las personas que nos acompañan en nuestro camino y también esos detalles que nos marcan de manera positiva y nos motivan a salir de ese agujero y volver con más fuerza y ánimo que nunca.

Día 6: "Endulzamos nuestro día con el muñeco de jengibre y recordamos, a pesar de las dificultades, ¿qué momentos dulces has vivido este año? Entre tanta sombra, incentidumbre, miedo, tristeza, soledad vivida, sobre todo, este año... es más fácil apreciar los momentos que nos dejan un buen sabor de boca. Identificarlos y traerlos al presente nos ayudará a sentirnos más vivos.  Porque, aunque no lo parezca siempre hay algo: un mensaje, una llamada, una mirada de complicidad...

Día 7: "Somos como árboles de Navidad: fortaleza para mantenernos en pie, flexibilidad en nuestras decisiones y, como adornos, nuestras cualidades, pensamientos y actitudes. ¿Cómo 'adornas' tu vida?" Adornar en el sentido de mostrar nuestra esencia más absoluta. Mejor que nos conocemos nosotros no nos va a conocer nadie. Por ello, es importante hacer este ejercicio de reflexión y destacar cuáles son nuestros principios, qué toleramos y qué no, cómo nos comportamos con los demás y con nosotros mismos, qué sentimientos reproducimos con más frecuencia, cuáles ocultamos pero sentimos, etc.

Día 8: "Hay bolas de distintos tamaños, formas, dibujos y colores. Unas tienen tonos claros, otras llaman mas la atención, otras pasan desapercibidas... pero todas sirven para dar un toque especial". Huye de las apariencias, (querer) ser de una forma no te hace mejor que ser de otra. Todos somos especiales solo por el hecho de ser nosotros mismos. Sin odios, sin envidias ni resentimientos. Se puede ser introvertido o extrovertido, tener sentido del humor o carecer de él, ser frío y desconfiado o pasional y sincero... Lo único importante es ser real, eso es lo que tiene valor.

Día 9: "¿Quién no ha jugado alguna vez a agitar una bola y ver la nieve caer? Hoy toca recordar momentos especiales de nuestra infancia". Puede que tu infancia haya sido difícil o que, por el contrario, esté lleno de historias y anécdotas que te sacan una sonrisa. Puede que no destaques tu niñez por vivir momentos bonitos, pero siempre hay algo que recuerdas con ternura, con esa inocencia tan característica del momento. Hay que vivir el presente, pero si nos ayuda recordar momentos especiales del pasado, los podemos traer a nuestro presente porque nos aportarán seguridad.

Día 10: "La música siempre nos acompaña en cada momento de la vida, haciéndolos únicos e inolvidables. Hoy os invito a refrescar la memoria y traer al presente esos villancicos que, en familia y desde niños, nos han dejado huella". ¿Quién no recuerda los villancicos de toda la vida, que cantábamos en casa o en el colegio y cuyas letras nos sabemos de memoria? Personalmente, cada vez que escucho la melodía de alguno de ellos me teletransporta a un momento especial vivido y, a veces, no puedo evitar emocionarme. Es parte de la vida, la música tiene ese poder de hacernos volar y viajar en el tiempo.

Día 11: "Si con algo identificamos la Navidad, es con la nieve, esos paisajes idílicos en postales... ¿Qué momentos o actitudes que vives a diario te dejan helado?". Nos dejan helados o sorprendidos diferentes acciones de la vida cotidiana, ya sea para bien o para mal. Es importante identificarlas, pero más todavía aprender a gestionar nuestros sentimientos o impulsos iniciales y, por último, saber cómo actuar ante ellos, reflexionar y buscar otras alternativas.

Día 12: "El bastón de caramelo es un símbolo navideño que no puede faltar, como cualquiera de los dulces característicos de estas fechas. ¿Qué pequeños detalles endulzan tu vida?". En realidad, necesitamos muy poco para hacer de nuestro día un día bonito. Únicamente necesitamos tener en cuenta lo que nos hace felices, qué pequeños detalles valoramos y compartimos con los demás. Porque, no sólo nos aporta lo que recibimos, sino también lo que damos y lo que somos.

Día 13: "El trineo de Papá Noel, a pesar del peso que lleva su saco, siempre se desliza por la nieve. Hoy vamos a vaciar nuestro saco de problemas y negatividad. ¿Qué cosas te 'resbalan'?". A veces, equivocadamente, nos centramos tanto en los problemas que tenemos, que nos olvidamos que la vida es mucho más que eso. Al final, no podemos dejar que el peso de nuestra mochila pueda con nosotros, sino que debemos ser capaces de soltar aquello que no nos aporta, transformarlo para que pese menos y nos quede espacio para incluir lo que de verdad nos enriquece.

Día 14: "El espumillón es ese adorno que da color y abraza nuestro árbol de Navidad. Ahora que no podemos dar abrazos, ¿de qué otras formas los haces llegar?". Con imaginación, creatividad e ingenio, descubrirás que se pueden dar abrazos de muchas maneras. Con cada detalle en el que demuestres amor y cariño, estarás dando un abrazo. Por ejemplo, al dejar una nota, al preparar un postre especial, al hacer llegar un mensaje de ánimo...

Día 15: "El angelito, sin duda alguna, representa la inocencia. ¿Qué es para ti 'ser un angelito'? ¿Cuándo lo eres?". Ser un angelito es actuar sin maldad. Lo somos cuando vivimos sin odios ni rencores, cuando ignoramos lo que carece de sentido y aprendemos que "no hay mejor desprecio, que no hacer aprecio". La indiferencia es la mejor herramienta. Por otro lado, ser un ángel (a modo de piropo) es ser bondadoso, generoso, solidario y siempre dispuesto a ayudar a los demás.

Día 16: "Los juguetes nos llevan de nuevo a nuestra infancia, ¿recuerdas cuál era tu favorito? ¿Aún lo conservas? Como no hay que perder nuestro niño interior, hoy te invito a jugar y disfrutar como hacías años atrás". Según vamos creciendo, cada vez dedicamos menos tiempo a jugar, con lo gratificante que es y todos los beneficios que nos aporta tener un momento lúdico de disfrute, realmente es una pena. Por eso, os animo a seguir jugando siempre que podáis, sacar un huequecito al día o a la semana para liberar tensiones y desconectar de la rutina, lo agradeceréis.

Día 17: "El acebo representa la buena suerte y se coloca en la entrada de casa para atraerla. ¿Crees en la suerte?  ¿Tienes algún amuleto? ¿Por qué te sientes afortunad@? ¿Qué o quién dirías que es la suerte de tu vida?". Aunque la suerte sea un factor que a veces nos ayude y otras no, no debemos depender siempre de ella ni dejar que nuestro estado de ánimo se vea afectado por las circunstancias. Hay que saber actuar por voluntad propia y si algo no sale como esperamos, no culpar a la suerte, sino dar la cara, aprender de nuestros errores y buscar otras alternativas de mejora. También es importante manifestar cuando nos sentimos afortunados por algo o por tener en la vida a esas personas que sentimos como caídas del cielo y que decimos que son nuestra suerte. Porque conocerlas, eso sí, ha sido de manera fortuita, pero mantenerlas es un trabajo diario.

Día 18: "Las luces de colores nos aportan alegría e ilusión en un ambiente festivo. ¿Sabes que los significados de los colores se pueden atribuir a rasgos de nuestra personalidad? ¿Cuál es tu favorito? Averigua qué dice de ti ese color". El rojo se atribuye a las personas pasionales, el naranja a las aventureras, el amarillo a las entusiastas, el verde al crecimiento personal, el azul a la tranquilidad, el morado al misterio, el rosa a la ternura, el negro a la elegancia, el blanco a la inocencia y el marrón a la seguridad.

Día 19: "La flor de Pascua es otro símbolo de Navidad muy presente en los hogares en esta época del año. Representa la prosperidad. ¿Qué aspectos que dependan de ti deseas y puedes mejorar?". Prosperar es sinónimo de mejorar progresivamente, no de la noche a la mañana, sino que implica un esfuerzo de superación personal, paciencia y constancia. Cambiar no es malo, siempre que nos ayude a evolucionar y a mejorar nuestra propia versión.

Día 20: "Lo bonito de escribir cartas y despertar nuestra creatividad diseñando tarjetas con las que felicitar las fiestas y enviar los mejores deseos. Este año que nos toca vivir la Navidad desde la distancia es una gran opción. ¿Has escrito ya la tuya? ¿Qué deseos incluirás?". Escribir nos ayuda a soltar lo que llevamos dentro, de una forma más pausada que a través de las palabras, porque escribir conlleva tiempo y es una manera de reflexionar. También nos permite pensar en lo que queremos transmitir y buscar las palabras adecuadas para hacer llegar el mensaje de la forma más precisa posible. 

Día 21: "El corazón es el símbolo con el que representamos el amor, el centro de la vida. Hoy toca pensar en esas personas que son importantes y especiales en nuestra vida y a las que tanto queremos". Y si además de pensar en ellas, les decimos con palabras o demostramos con hechos lo esenciales que son en nuestra vida cada día, resultará muy gratificante y nos sentiremos mejor con nosotros mismos.

Día 22: "El calcetín navideño o bota es donde incluimos los regalos, convirtiéndolo en el lugar más cómodo para ellos. También son calentitos y protegen nuestros pies, afianzando nuestros pasos. Piensa en las huellas que has marcado y te han dejado a ti este año". Aunque inconscientemente nos puedan venir recuerdos negativos, no pasa nada, lo importante es sacar tanto lo bueno como lo malo, pero sobre todo vamos a valorar los aspectos positivos, esos que nos ayudan a reforzar nuestra autoestima. 

Día 23: "La estrella representa nuestras metas, por eso la colocamos en la cima del árbol porque son los sueños que perseguimos y la mayor de las recompensas. ¿Cuáles son tus metas a corto o largo plazo?". Una vida sin sueños, objetivos, metas o ilusiones no tiene sentido. Por eso, es esencial hacer balance, analizar nuestra situación y proponer caminos o ideas que nos motiven a mejorar y crecer como personas. Hay que intentar evolucionar y no quedarnos estancados. La zona de confort está muy bien, pero si te pones a prueba saliendo de ella, descubrirás que eres capaz de hacer mucho más de lo que nunca hubieras imaginado.

Día 24: "Los regalos son el colofón final, la ilusión y emoción tanto al darlos como al recibirlos. Los mejores regalos son los que no se pueden envolver porque no son cosas materiales.  ¿Qué vas a regalar esta Navidad?". Lejos de cualquier tipo de materialismo que tratan de vendernos en estas fechas, el verdadero regalo es el tiempo. El tiempo que pasamos con nuestros seres queridos compartiendo la vida, el tiempo que dedicamos a una tarea determinada, pudiendo hacer cualquier otra en su lugar. Ahí entran en juego nuestros deseos, elecciones, y prioridades..Aunque el mejor regalo de Navidad y de la vida en general somos nosotros mismos.


sábado, 4 de julio de 2020

"El poder de la marea está en cada ola"

Llega julio, un mes que asociamos al comienzo del verano, aunque oficialmente ya haya empezado. ¿Quién no relaciona el mes de Julio con las vacaciones, viajes y, en especial, con las escapadas a la playa? Nos guste o no, resulta ineludible pensar en ello. Es por eso que, aunque yo no vaya a visitar el mar y en su lugar me toque seguir trabajando en la lucha por alcanzar mis sueños, inevitablemente mi mente sí lo hace, viaja a esa postal veraniega y me trae una frase con la que identificarme:

"El poder de la marea está en cada ola". Como podéís ver, está relacionada con el mar, lugar de desconexión en verano por excelencia. Sin embargo el sentido que tiene para mí y lo que me atrapa realmente no es su significado literal, sino lo que me inspira. Esta frase además de aportarme motivación, me evoca significados con los que sentirme totalmente representada. 

- Por un lado, me aporta un espíritu de trabajo en equipo, un valor que llevo dentro de mí, ya que no hay cosa que me produzca más satisfacción que ayudar desinteresadamente a quien lo necesita a mejorar su situación, a crecer, a aportar una nueva perspectiva que motive aún en las peores circunstancias en las que se pudiera encontrar. La solidaridad y la empatía son ingredientes esenciales para construir esa marea que la forman distintas olas que comparten un objetivo común como es, en este caso, el de colaborar y ayudar, compartiendo lo mejor de cada uno. En un trabajo también es importante no abusar de las individualidades, la competitividad ni querer destacar por encima del resto, sino con humildad ofrecer nuestra ayuda para remar juntos en una misma dirección, buscando el bien común. En la vida igualmente es importante contar con esos valores, convivir y actuar conforme a lo que nos hace más humanos, lo que nos acerca y nos hace ser más grandes, no lo que nos aleja y nos empequeñece el alma.

- Por otro lado, lo asocio a la constancia, la perseverancia, el esfuerzo diario por alcanzar un reto personal, un sueño por cumplir. Pensar que con poco se hace mucho, con pequeñas acciones diarias que nos hacen avanzar porque granito a granito conseguimos formar una montaña de oportunidades y acercarnos a nuestro objetivo final. Cada ola es cada paso que damos, cada pequeño detalle cuenta, aunque nos parezca insignificante. Con ello construimos la marea que nos fortalece, que nos brinda la posibilidad de superarnos. 



Sé la ola que forma esa marea, cuida cada acción, cada pequeña gota que forma esa ola y a la vez ese mar. Pon ese puntito salado que marque la diferencia, te motive y te llene de vitalidad y ánimo para enfrentar lo que venga. Déjate guiar al ritmo de la marea, puedes tener subidas o bajadas, pero recuerda siempre no perder tu esencia. 

Y a ti, ¿qué te inspira? ¿Cuál dirías que es tu frase del verano?

martes, 30 de junio de 2020

Emociones expresadas, emociones superadas

Todos sabemos sentir, pero no todo el mundo sabe expresar. Las emociones que sentimos se quedan dentro, atrapadas, si no les damos salida. Y ese encierro es lo que provoca que caigamos en un bucle de emociones negativas, que nos lleven a sentimientos perjudiciales para nuestra salud (tanto mental como emocional).

Expresar lo que sentimos no es fácil, influyen muchos factores. La vergüenza, no cumplir con las expectativas esperadas, el pánico al fracaso, la decepción, la continua mirada de las personas que nos rodean y que nos presionan, nos hacen dudar si está bien o mal decir cómo nos sentimos. También nos cuesta expresar por miedo a lo que digan o piensen los demás de nosotros, cuando en realidad no es algo malo, al contrario, si lo tapas, lo intentas ocultar y no expresas tu realidad, el resto no es adivino, no saben lo que te pasa o por qué actúas así y tampoco estás siendo tú mismo en ese preciso momento.

Es esencial conocernos a nosotros mismos, pero también manifestar cómo nos sentimos nos ayudará a conocernos mejor porque gracias a ello seremos conscientes de cuáles son nuestras posibilidades y limitaciones, dándonos la oportunidad de cambiarlo, mejorarlo y transformarnos, volviéndonos más fuertes y seguros, aumentando la confianza en nosotros mismos y reforzando nuestra autoestima.
Sabemos que, en ocasiones, es difícil poner nombre a lo que sentimos porque, a veces, ni siquiera nosotros sabemos qué es lo que nos pasa. Pero también es importante aprender a intentarlo, a no rendirnos y tirar la toalla, sino superarnos y superar cada dificultad que encontremos en el camino.

Un buen ejercicio para identificar nuestro estado de ánimo y poner nombre a lo que sentimos es comenzar con las emociones básicas: alegría, miedo, tristeza, sorpresa y enfado. A partir de ahí podemos valorar el lenguaje no verbal como apoyo para diferenciarlas, identificando primero la emoción en los otros y después en nosotros mismos. Después, debemos reflexionar. Pensemos.... ¿qué cosas nos hacen sentir tristes?, ¿en qué momento sentimos miedo?, ¿cuándo nos encontramos alegres?, ¿qué nos provoca sorpresa?, ¿qué nos enfada? De este modo estaremos relacionando y otorgando nombres de emociones a las situaciones que hemos vivido o podemos vivir. Por último, podemos crear nuestro diario de emociones, asociando un color a cada emoción y coloreando ese día representado en un dibujo (por ejemplo, las hojas de un árbol numeradas completando un mes entero). Así repasaremos al final del día cómo nos hemos sentido y en un vistazo general, haremos un balance del mes o semana que queramos destacar. Además, como vemos en la siguiente imagen, hay muchas más maneras de liberar nuestras emociones, sólo hay que encontrar la que más encaje con nosotros y nuestra personalidad. ¿Cómo lo podemos saber? Probando cada una de ellas:


Lo ideal es dar salida a todo lo que sentimos, especialmente lo negativo, para que no nos ahogue dentro y nos haga hundirnos. Sacar lo malo para que no nos pese, quitarnos esa carga que nos impide avanzar. Sin embargo, no sólo lo negativo, también lo positivo debe ser compartido....¿acaso no has oído que la felicidad compartida se multiplica?. De igual manera sucede con la ilusión, la esperanza o la sorpresa. 

Cuando exteriorizas algo, es cuando al fin descansas y dejas de darle vueltas a las cosas. Sobre todo, en el sentido negativo, desahogarse, deshacerte de todo lo que te atormenta, lo que te duele, te hiere, te quema por dentro... Una vez lo sacas a la luz, ese sufrimiento disminuye y en muchas ocasiones la ira, la rabia o el rencor se vuelve tan débil que, incluso, desaparece. Deja de estar en tu mente, te liberas, te quitas un gran peso de encima y te sientes tan vacío de esa carga que vuelves a vivir.



"Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma"

lunes, 13 de abril de 2020

La caja de los besos

Hoy es el día del beso y ¿cuál sería la mejor forma de celebrarlo? Compartiendo todos esos besos que nos vienen a la mente con las personas a las que amamos y adoramos, a aquellas que son nuestros tesoros y que más valoramos tener en nuestras vidas, ya que llegaron como un auténtico regalo caído del cielo. Sin embargo, hoy no podemos darlos ni recibirlos, pero ¿sabéís qué es lo que sí podemos hacer? Guardarlos (en una cajita o en nuestro corazón) para repartirlos cuando esto pase. Y mientras tanto... ¡Vamos a imaginarnos qué beso es el que queremos regalar! Según la persona, el momento, el motivo, el lugar... tenemos distintos tipos de besos, ¿alguna vez te habías parado a pensarlo? Hoy te comparto algunos de los besos que existen, lo que demostramos con cada uno de ellos, en qué momentos los podemos utilizar y, lo más importante, qué decimos con ellos. Porque aunque los besos sean una demostración silenciosa, un gesto sin palabras, esconden un gran mensaje tras él.

Besos de agradecimiento: Los que se dan como muestra de agradecimiento, ya sea en la mano como en las películas de caballeros y princesas o en la mejilla si volvemos a la vida real (aunque hay gente que todavía los da en la mano, a modo de compromiso con la otra persona). Igualmente podemos incluir aquí los besos que se dan tras el perdón, por la carga no sólo afectiva, sino también sentimental que llevan de manera intrínseca. En este caso, el motivo es más importante que el gesto en sí mismo, ya que el beso puede ser sustituido por un abrazo o cualquier otra muestra de cariño.

Beso de mariposa: Es el beso que se da acercando los ojos en la mejilla del otro y mientras se da el beso, movemos los párpados rápidamente simulando el aleteo de una mariposa. Esto hace que sea mágico, único y especial, como de cuento y a mí, en particular, me encantan tanto darlos como recibirlos, ya que lo considero un arte.

Beso en la frente: Es el típico beso de madre, padre o hermano mayor. Es un beso que demuestra ternura y protección, te aporta seguridad y calma, es el "todo irá bien, no te preocupes, yo velaré por ti" en forma de beso. Es uno de mis favoritos porque te hace sentir pequeña y grande a la vez, como símbolo de admiración. 

Besos de chocolate: Son los que yo llamo así porque ofrecen sentimientos positivos, lo que hacen que sean más dulces todavía. Son ideales para compartir en pareja, aunque también se pueden utilizar en otros círculos donde haya una confianza máxima. Aquí no importa tanto la forma, sino el contenido, esa dulzura manifiesta. 

Beso de gnomo o de esquimal. Ese beso de complicidad que se daban en el famoso cuento de 'David el gnomo' chocando sus narices y el que también es famoso entre los esquimales como forma de calentar su nariz, a la par que su alma. También lo podemos intercambiar con niños, a modo de juego, mientras inventan nuevos besos dejando volar su imaginación y desarrollando su creatividad. 

Besos de abuela: Solo con el título, ya puedo imaginar lo que se os pasa por la mente... Sí, a mi también, por eso los llamamos así. Son los besos emitidos con tal fuerza y ganas que suenan mucho. Parece que es como un código y cuanto más suenen, más cariño estás demostrando. O al menos eso creo que deben pensar nuestros mayores, que son los que en general más los dan de este modo. Y, ¿por qué no responder de la misma manera? Pienso que es un bonito gesto y una hermosa manera de recordar a nuestros mayores que nosotros también los queremos mucho y que con esa fuerza y ese amor tan inmenso que les tenemos hacen que nuestros besos hacia ellos también suenen. Probadlo, estoy segura de que les encantará y se les escapará una sonrisa de sorpresa mezclada con la misma alegría que ellos sienten al compartirlos. 

Besos de saludo o despedida: Son besos cotidianos que damos y recibimos sin ser apenas conscientes de su valor. Tenemos tan asumido, por cultura quizás, que al saludar o al despedirnos de alguien tenemos que hacerlo, que aunque las personas a las que les brindamos estos besos son realmente importantes en nuestra vida, en muchas ocasiones ni siquiera nos percatamos de ello ni le damos esa importancia que tiene el hecho de poder hacerlo. Y la tiene, ya que no es lo mismo saludar a un compañero de trabajo que a tu abuela. Si el amor que sientes por esa persona es más fuerte, ¿por qué no demostrarlo y poner ese cariño profundo y sincero a la hora de dar el beso? Pruébalo y verás cómo se siente diferente.

Besos en la mano o en el aire: Los primeros que enseñamos a los niños y que aprendimos nosotros de pequeños, a dar un beso en tu mano y mandarlo a alguien extendiendo el brazo o lanzándolo en el aire. Este sí lo podemos compartir en estos momentos, de hecho la energía, la fuerza y el entusiasmo que pondremos al hacerlo, hará que sea mágico. 

Quizás ese beso cotidiano que das a tus padres cuando te despides antes de ir a clase o a trabajar, no tenía sentido entonces y ahora se lo acabas de dar. El que das a tus familiares o a tus amigos después de mucho tiempo sin verlos, seguro que ese sí estaba más premeditado y sabías que es un signo de haber echado de menos durante el tiempo que pasaste sin verlos, pero ahora después de vivir su ausencia en primera persona, lo tienes aún más presente y le das mayor importancia. 

Ya lo decía el refrán: "Uno no sabe lo que tiene, hasta que lo pierde" y tuvieron que prohibirnos besarnos para valorar de nuevo lo grande que nos hacen sentir esos besos, que antes dábamos como  rutina y que ahora no podemos compartir. Por eso, aprendamos de esta experiencia y veréis como cuando nos dejen volver a intercambiarlos (no solo los besos, también los abrazos) valoraremos mucho más su significado y no lo haremos como algo rutinario, sino que será con más sentido y necesidad que nunca. 


Los besos nos ayudan a estrechar lazos afectivos, por ello, no debemos perder esa bonita tradición.
~ ¿Has llenado ya tu cajita de besos? ~

domingo, 29 de marzo de 2020

Que el encierro no te encierre

Que el encierro no te encierre, que te haga más libre. Libre porque a pesar de no poder escoger todo lo que quieras, a pesar de no poder elegir salir, puedes elegir qué hacer a cada momento, cómo planificar tu rutina y disfrutar de lo que tienes a tu alrededor. Párate, piensa, reflexiona, valora lo que tienes y agradécelo disfrutando de cada uno de esos momentos. Ya sea con tus compañeros de piso o con tu propia compañía, nunca la soledad es algo malo si lo sabes gestionar, si sabes convivir contigo mismo y ser tu mejor compañero de vida.

Ocupa tu tiempo con cosas productivas para no tener la sensación de estar perdiéndolo. Nadie dice que sea algo fácil, pero ayuda planificar tu día y llenarlo de actividades y tareas interesantes que tú mismo eliges para no dejar espacio al aburrimiento, a la sensación de pesadez, de cansancio ni que el pesimismo se apodere de ti. En estas circunstancias donde el miedo y la incertidumbre ante el hecho de no saber qué pasará se encuentran a la vuelta de la esquina, se vuelve más importante aprender a mantener la calma para dejar esos pensamientos destructivos lo más lejos posible y centrarnos en lo que de verdad importa: nuestro bienestar. 

¿Y qué es el bienestar? Es estar bien en todos los aspectos, tanto que nos produzca un sentimiento de satisfacción y tranquilidad. Estar bien físicamente, tener nuestras necesidades básicas cubiertas. Sentirnos bien con nosotros mismos, crear una autoestima sana y un autoconcepto positivo con el que sentirnos seguros. Alcanzar la plenitud mental y emocional, saber gestionar nuestras emociones, expresarlas, analizarlas, ponerles nombre. Apartar la ansiedad y el estrés, no dejar que nos alcancen, superarlos y mantenerlos a raya. Estar en paz con uno mismo, dejar los problemas a un lado y no generar nuevos, acabar con las inquietudes negativas y eliminar los sentimientos de rencor o frustración que no nos dejan avanzar. 

Busca el equilibrio, recupera costumbres de antaño, piensa en qué te hacía sentir bien antes, qué te aportaba serenidad y seguro que ahora también te ayuda. Comunícate, que el aislamiento no te aísle de los demás, que no te falte el contacto social, hoy en día las tecnologías nos abren las puertas y ventanas, únete a ellas y que sean tu mejor aliado para expresar en la distancia. Recuerda que las condiciones son las que son y no las puedes cambiar, pero tu actitud y la forma de enfocar tu vida sí dependen de ti, solamente de ti.

Dicho esto, proponte pequeñas metas diarias a las que dar respuesta y que te aporten algo, que te hagan crecer, descubrir algo nuevo en ti y superarte a ti mismo. Encuentra tu talento, quizás aún no sabes que lo tienes porque por falta de tiempo no has podido experimentarlo. Ahora es el momento, ¿a qué esperas? Tenemos tiempo, el mundo se paró para que tú lo pudieras encontrar, así que deja las excusas, siéntete libre y elige que vida quieres vivir. Si buscas un cambio, no vas a tener mejor oportunidad que ésta. Es ahora o nunca.

Sentirse libre vale más | Desmotivaciones

"Sentirse libre vale más que la propia libertad"

martes, 17 de marzo de 2020

Todo irá bien

Todo saldrá bien. Aunque a veces pienses que no, enfócate en el sí y el optimismo brillará. En los peores momentos es cuando más necesitamos esa luz de esperanza, esa calma que nos diga que todo irá bien. Porque si piensas en cosas buenas, pasarán cosas buenas o, al menos, estarás más cerca de conseguirlo, ya que el pensamiento se vuelve acción y toda acción tiene sus consecuencias tanto dentro como fuera de ti.

Aprovecho hoy, día de San Patricio, para, a través de ese duendecillo de color verde, agarrarnos a la esperanza, ya que es lo que simboliza dicho color y, ¿por qué no? también a la suerte representada en forma de trébol. La suerte que tenemos de contar con una buena salud, que nos permite día a día hacer todo lo que se encuentre a nuestro alcance para cumplir, de esta manera, cada uno de nuestros sueños o metas más deseadas. La suerte de tener un techo, una casa en la que vivir, un hogar donde refugiarnos y pasar el tiempo, perdernos entre mil anécdotas por contar e infinitas historias por escribir. La suerte de contar con nuestros seres queridos (ahora tan cerca o lejos, por las circunstancias), pero que son nuestro mayor apoyo y sabemos que pase lo que pase, siempre estarán ahí.

La esperanza de que siempre después de la tormenta, sale el arcoiris y que un día más, es un día menos para verlo salir e impregnarnos de sus colores, esos que nos darán fuerza y vitalidad para seguir caminando, aún cuando todo parezca perdido.

Y tú, ¿de qué te sientes agradecido?, ¿Cuál es la suerte de tu vida?, ¿Cuál es tu mayor esperanza? 


Dibujemos arcoiris con los que llenar ventanas y almas de alegría, esperanza y vitalidad.