Mostrando entradas con la etiqueta positividad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta positividad. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de junio de 2020

Emociones expresadas, emociones superadas

Todos sabemos sentir, pero no todo el mundo sabe expresar. Las emociones que sentimos se quedan dentro, atrapadas, si no les damos salida. Y ese encierro es lo que provoca que caigamos en un bucle de emociones negativas, que nos lleven a sentimientos perjudiciales para nuestra salud (tanto mental como emocional).

Expresar lo que sentimos no es fácil, influyen muchos factores. La vergüenza, no cumplir con las expectativas esperadas, el pánico al fracaso, la decepción, la continua mirada de las personas que nos rodean y que nos presionan, nos hacen dudar si está bien o mal decir cómo nos sentimos. También nos cuesta expresar por miedo a lo que digan o piensen los demás de nosotros, cuando en realidad no es algo malo, al contrario, si lo tapas, lo intentas ocultar y no expresas tu realidad, el resto no es adivino, no saben lo que te pasa o por qué actúas así y tampoco estás siendo tú mismo en ese preciso momento.

Es esencial conocernos a nosotros mismos, pero también manifestar cómo nos sentimos nos ayudará a conocernos mejor porque gracias a ello seremos conscientes de cuáles son nuestras posibilidades y limitaciones, dándonos la oportunidad de cambiarlo, mejorarlo y transformarnos, volviéndonos más fuertes y seguros, aumentando la confianza en nosotros mismos y reforzando nuestra autoestima.
Sabemos que, en ocasiones, es difícil poner nombre a lo que sentimos porque, a veces, ni siquiera nosotros sabemos qué es lo que nos pasa. Pero también es importante aprender a intentarlo, a no rendirnos y tirar la toalla, sino superarnos y superar cada dificultad que encontremos en el camino.

Un buen ejercicio para identificar nuestro estado de ánimo y poner nombre a lo que sentimos es comenzar con las emociones básicas: alegría, miedo, tristeza, sorpresa y enfado. A partir de ahí podemos valorar el lenguaje no verbal como apoyo para diferenciarlas, identificando primero la emoción en los otros y después en nosotros mismos. Después, debemos reflexionar. Pensemos.... ¿qué cosas nos hacen sentir tristes?, ¿en qué momento sentimos miedo?, ¿cuándo nos encontramos alegres?, ¿qué nos provoca sorpresa?, ¿qué nos enfada? De este modo estaremos relacionando y otorgando nombres de emociones a las situaciones que hemos vivido o podemos vivir. Por último, podemos crear nuestro diario de emociones, asociando un color a cada emoción y coloreando ese día representado en un dibujo (por ejemplo, las hojas de un árbol numeradas completando un mes entero). Así repasaremos al final del día cómo nos hemos sentido y en un vistazo general, haremos un balance del mes o semana que queramos destacar. Además, como vemos en la siguiente imagen, hay muchas más maneras de liberar nuestras emociones, sólo hay que encontrar la que más encaje con nosotros y nuestra personalidad. ¿Cómo lo podemos saber? Probando cada una de ellas:


Lo ideal es dar salida a todo lo que sentimos, especialmente lo negativo, para que no nos ahogue dentro y nos haga hundirnos. Sacar lo malo para que no nos pese, quitarnos esa carga que nos impide avanzar. Sin embargo, no sólo lo negativo, también lo positivo debe ser compartido....¿acaso no has oído que la felicidad compartida se multiplica?. De igual manera sucede con la ilusión, la esperanza o la sorpresa. 

Cuando exteriorizas algo, es cuando al fin descansas y dejas de darle vueltas a las cosas. Sobre todo, en el sentido negativo, desahogarse, deshacerte de todo lo que te atormenta, lo que te duele, te hiere, te quema por dentro... Una vez lo sacas a la luz, ese sufrimiento disminuye y en muchas ocasiones la ira, la rabia o el rencor se vuelve tan débil que, incluso, desaparece. Deja de estar en tu mente, te liberas, te quitas un gran peso de encima y te sientes tan vacío de esa carga que vuelves a vivir.



"Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma"

miércoles, 2 de mayo de 2018

Querer es poder

"Querer es poder" 

¿Cuántas veces habremos escuchado esta frase? Seguro que muchísimas, ya que querer es el principio para poder lograr algo. Querer es el empujón por así decirlo, lo que nos hace despertar el interés por emprender una aventura, el incentivo que nos ayuda a ir por algo. Sin embargo, debemos saber que con querer no basta para poder conseguir nuestra meta. Sí, es importante quererlo porque si no lo quieres no vas a ir a por ello, pero no es lo que verdaderamente hace que lo vayamos a conseguir. Para poder no basta con querer, hay que creer. Creer en ti mismo, en tus cualidades, en tus habilidades, en tu potencial, en tu esfuerzo, en tus acciones... creer en que vas a poder, vas a ser capaz de alcanzar tu objetivo. Y cuando digo creer me refiero a confiar en todas tus posibilidades, a pensar siempre en positivo, creer que se puede porque solo es imposible aquello que no se intenta y poner todo de nuestra parte para lograrlo.


Pero, ¿qué ocurre cuando al fin te decides a hacer algo y durante el proceso las cosas no salen como esperas? Comienzan las dudas, las indecisiones y te sientes perdido, sin saber cómo avanzar e incluso te planteas si realmente merece la pena continuar... Entonces, tienes dos opciones: Tirar la toalla y renunciar o usarla para secarte el sudor de la frente y seguir adelante. Lo importante es no decaer y, si en algún momento lo haces, debes volver atrás y pensar en qué te llevó hasta ese punto. Recordar todos aquellos deseos, la ilusión, el esfuerzo y el empeño que pusiste en cada paso que diste en el camino hacia tus sueños. También puedes refugiarte en aquello que has logrado hasta el momento, repasar con la mente todos los peldaños que has escalado, las piedras u obstáculos que has superado, que no te han frenado en tu insaciable búsqueda y analizar qué es lo que te queda por delante. Sólo así descubrirás que todo lo andado tiene un sentido, una fuerza que no debes perder y, que ahora más que nunca, tiene que llevarte a lo que tanto te mereces. Porque ya no es cuestión de quererlo, creerlo, ansiarlo o desearlo, sino de que ya va siendo hora de que el éxito llegue para quedarse a nuestro lado.

~~ El que quiere hacer algo, conseguirá un medio. El que no, encontrará una excusa ~~