jueves, 9 de noviembre de 2023

Acoso

Cuánto daño ha hecho la frase "puedes conseguir todo lo que te propongas". No, no siempre puedes conseguir lo que te propongas. Cuando no depende sólo de ti, no será posible, por más que lo intentes. Cuando hay otra persona implicada que no quiere lo mismo que tú, por más esfuerzos que hagas, por más que lo intentes con todas tus fuerzas y por todos los medios posibles, por más que estés convencida de tus razones, por más que justifiques tus acciones... No se va a poder. ¿Por qué no? Porque una relación es cosa de dos personas. Por mucho que una parte quiera algo, si la otra no quiere lo mismo, no hay nada que hacer. Lo único que nos queda es aceptar que no puede ser y olvidarnos de esa idea. Este es el camino saludable, aceptar que unas veces se puede y otras no y respetar las decisiones que las personas tomen, aunque no sean las que deseamos.

¿Qué ocurre si a pesar de la negativa recibida seguimos y seguimos insistiendo, aunque la otra persona no quiera? Que solo nos hacemos daño a nosotras mismas, nos autoengañamos pensando que esta vez sí podremos y logramos que esas ganas, ese interés, se convierta en obsesión. Una obsesión cegadora, al ver muy claro el motivo y no ver más allá que el objetivo que nos hemos marcado y que nos lleva a cometer acoso. Buscar por todos los medios que nos hagan caso es un comportamiento infantil, ¿por qué no parar a reflexionar acerca de eso, en lugar de insistir para que nos hagan caso y nos den una razón que no tenemos? Esto no es más que una consecuencia de crear hijos caprichosos, acostumbrados a salirse siempre con la suya y tener todo lo que quieren cómo y cuándo lo piden. Después se vuelven adultos con las mismas exigencias a que sus demandas sean cumplidas y con cero tolerancia a la frustración. Una frustración que aumenta esas ganas de conseguir lo que se quiere y, por tanto, el acoso contra quién no cumple con su deseo.

Y después de todo el daño causado, la persona que no es consciente de que sus actos no son buenos, que no sabe que ese camino no es el adecuado porque, en su mente, sus motivos justificados hacen que todo a sus ojos sea correcto, ¿qué queda? Victimizarse. Porque al no conseguir su objetivo, no entender que la persona acosada se canse y se rebele, lo que queda es ofenderse y sentirse la víctima de todo un juego que ella misma ha comenzado. ¿Y qué queda por el otro lado, el de la persona que sufre el acoso? Mucha impotencia al sentir que no puede hacer nada para frenar todo el huracán. Tan solo tratar de seguir con su vida como si no pasara nada, quitándole la importancia y la gravedad que tiene, esperando que desista, aunque pasen los años y pase la vida.

Falta mucha cabeza, madurez y sensatez para poner coherencia en los actos y ser capaces de asumir responsabilidades. También menos egoísmo y más empatía para ser consciente de que nuestras acciones tienen consecuencias, abrir la mente, no quedarse solo en nuestras propias justificaciones y pensar en qué camino pueden tomar nuestras palabras y nuestras acciones.

"Al escribir la historia de tu vida no dejes que nadie más sostenga el lápiz"