martes, 31 de diciembre de 2019

2019

Termina un año más, un año montaña rusa podríamos llamarlo. Un año en el que a pesar de tener baches y momentos en los que me he sentido profundamente decepcionada y hundida, ganan los recuerdos positivos por la importancia que conllevan y la marca tan profunda que dejaron en mi vida. Repaso, a continuación, el motivo por el que se convirtieron en memorables.

¿Cuál fue el momento más emocionante? ¡Mi primera interinidad! Cuando el sueño con el que soñé desde pequeña se cumple y se vuelve una realidad. A pesar de la inexperiencia, los miedos, las dudas, la incertidumbre... empecé a lo grande, con la fiesta de Carnaval y en un centro rural (algo que me daba un plus de motivación). La clase de mis cinco magos era bastante peculiar y, aunque duró poco, la experiencia de tener una clase con niños de todas las edades me ayudó a despejar ciertas dudas. Mi segunda experiencia fue más duradera y también más dura. Un mes con los mayores, con niños conflictivos, una líder que no me dejaba tocar nada de su profe... Conseguí modificar algunas rutinas y, con ellas, que niños que pasaban de todo, al sentir que no formaban parte de la clase, se pusieran las pilas y se superaran a sí mismos, un gran logro y algo que nunca olvidaré... ¡Qué importante es motivar a los pequeños! 

¿Cuál fue mi mayor logro? Ligado a la adjudicación de mi interinidad en un pueblo, llegó la mejor oportunidad (a la fuerza) de ser más independiente. A pesar de llevar varios años con el carnet de conducir, nunca me había aventurado a llevarlo yo sola, así que esa fue la oportunidad perfecta para comenzar una aventura única por partida doble. Superar mis miedos y temores, me dio más libertad a la par que una autonomía que me hizo más independiente.

¿Cuál ha sido mi rutina favorita? La misma que me impuse el año pasado y... ¡qué bien seguir manteniéndola! Poder hacer una mini escapada al pueblo cada fin de semana me da la vida, no sólo para desconectar sino porque también, así con la excusa, afianzo la relación con mi padre, al cual cada día admiro más y con los vecinos octogenarios, amigos de mi abuela. Es maravilloso ver cómo se alegran de verte y te cuentan sus anécdotas, ponen la misma ilusión que un niño y a mí me encanta escucharles. Además, cada paseo está cargado de recuerdos que me unen más si cabe a quiénes ya no están y algún día pisaron esa tierra.

¿Cual fue el momento más especial? El reencuentro con mis amig@s de la infancia. Volver a sentir que a pesar de que hayan pasado tantos años, la esencia del grupo que formamos en el cole aún perdura. Y es que llegó así, de repente, de la nada... A veces las mejores cosas de la vida llegan así, de manera inesperada y te empapan, te nutren y te enriquecen de una forma sobrehumana. En este caso fue una llamada con la que recuperar el contacto perdido y volverse de nuevo alguien imprescindible en mi vida. Gracias por estar y seguir ahí, gracias por querer formar la pequeña familia que somos y hacerme sentir que los reencuentros son la octava maravilla del mundo.

"El dolor de separarse no es nada comparado con la alegría de volverse a encontrar"