Incidimos mucho en la importancia de expresar cómo nos sentimos, desahogarnos, sacar lo que llevamos dentro, vaciarnos por completo... Especialmente en las situaciones que nos crean sentimientos negativos, ya que gracias a ello, el dolor o la preocupación remitirán y nos sentiremos mejor. Pero poco se habla del otro lado, la importancia de saber escuchar. Ser esa persona que escucha de manera activa, que se limita a permitir que el emisor se desahogue, siendo simplemente ese apoyo que necesita y sosteniéndolo en su declaración.
¿Por qué es importante esta habilidad?
Gracias a la escucha activa mejoraremos nuestra comunicación con los demás, en especial, con las personas más cercanas a nosotros, estrechando estos vínculos y fortaleciendo las relaciones sociales. Compartiendo estos momentos de complicidad, incrementaremos nuestras capacidades y, a la vez, daremos solidez a la relación a través de la comunicación. Porque para que una comunicación sea efectiva, hay que saber estar y hacerse presente en ambos lados, el de hablar y el de escuchar. Ambos son imprescindibles y complementarios.
¿Qué se necesita para saber escuchar correctamente?
-Interés: Mostrar y tener un interés real por la información que se nos transmite. De esta manera, conoceremos mejor la situación que se está viviendo, lo que nos dará pie a poder participar de forma consciente.
-Comprensión: Entender e interiorizar no sólo la historia que nos está contando, sino los sentimientos y emociones que expresa quién se está abriendo a nosotros. Podemos realizar preguntas que ayuden al otro a desahogarse, mientras nos sirvan también para identificar mejor el problema o dar con la clave de la situación.
-Empatía: Ponernos en el lugar de la otra persona. Sin juzgar, sin opinar (únicamente si se nos pide opinión expresamente). Simplemente hacernos presentes como nos gustaría que estuvieran con nosotros si se diera el caso contrario.
Saber escuchar es algo que se aprende con el tiempo, con la práctica y con la experiencia. No todo el mundo está preparado para ello, hay quiénes les sale de forma natural por ser más empáticos o sensibles, pero sí es crucial entrenarse para poder hacerlo, ya que eso nos hará más humanos y capaces de cara al futuro para poder enfrentar situaciones similares. Unas veces serás tú quién necesite ser escuchado y, otras, serás el encargado de motivar esa escucha activa. Tan gratificante es ser escuchado como ser oyente.
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