Mostrando entradas con la etiqueta mente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mente. Mostrar todas las entradas

sábado, 31 de diciembre de 2022

Prioridades

Si hay una frase que más he repetido este año es que "cada quién tiene sus prioridades". Y así es, tanto para bien como para mal, cada persona elige qué hacer y en qué o con quién invertir su tiempo, ese que es tan valioso para todos nosotros, ya que es algo que se va y no vuelve. Para unos lo más importante es pasar tiempo en familia, para otros compartir momentos con los amigos; para unos focalizarse en el trabajo, para otros disfrutar de sus aficiones. ¿Cuál es mejor? ¿Cuál es peor? Ninguna. 

Ninguna de estas elecciones deben ser juzgadas porque cada persona es responsable de su vida, de sus actos y de lo que valora como una prioridad en su día a día. Las prioridades son subjetivas, no todo el mundo valora lo mismo ni en la misma medida, es difícil ponerse en los zapatos de cada uno o tratar de imaginar cómo es su vida y analizar por qué da prioridad a cosas distintas a las tuyas. Cada persona es diferente, no todos vivimos la misma vida, a todos no nos rodean las mismas circunstancias y, por eso, es totalmente respetable la decisión tomada.  Yo soy de las personas que piensa que si te organizas bien, puedes llegar a todo o a casi todo, siempre que organices con cabeza y siendo objetivo, evitando caer en agobios o estrés, no exigiéndonos más de lo que somos capaces de abarcar. Puede que no se llegue a todo, pero sí a aquello que sea esencial, que ocupe el primer lugar en la lista, lo que es tu mayor prioridad porque eso siempre va a ser lo primero a lo que des respuesta. 

Lo importante siempre antes que lo urgente. Somos personas, no robots, por eso, destina un tiempo a desconectar, a disfrutar, a vivir. Haz paradas en tu rutina, siente y saborea cada instante. Date recompensas, grandes dosis de autoestima y automotivación, serán tu mayor regalo y aportarán la energía necesaria para afrontar cada reto que se te presente. Pero sobre todo, sé fiel a ti mismo, acepta tus defectos y tus virtudes, no cambies por la opinión que puedan tener los demás sobre ti o lo que tú pienses que piensan porque esa información puede resultar errónea. Sólo modifica lo que veas conveniente, siempre y cuando, estés dispuesto a ello, sin presión y con decisión.

No podemos controlar lo que hacen, piensan o dicen los demás, pero sí nuestros propios actos. Por eso, este año he aprendido a buscar y a encontrar mi paz mental. A nivel social, me he centrado en mí misma, en apostar por lo que quiero en mi vida, en valorar lo que tengo y a quién tengo a mi lado y disfrutar de lo que verdaderamente me hace feliz, intentando evitar todo tipo de conflictos. Lo habré hecho mejor o peor, habré cometido errores como todo el mundo porque nadie es perfecto, pero no necesito que se me juzgue ni que se controle con lupa todo lo que hago porque resulta agotador para ambas partes. Yo tengo la conciencia tranquila, eso es lo más importante. No le debo nada a nadie, en todo caso a mí misma y en ello seguiré trabajando el próximo año, eligiendo, como siempre, mi camino.

"Cuando las prioridades están claras, las decisiones se vuelven más fáciles"

viernes, 8 de marzo de 2019

Educar en igualdad

8 de marzo, día de la mujer. Día para reivindicar que no somos inferiores, que somos iguales y tenemos los mismos derechos. Feminista no es aquella mujer que se cree superior al hombre, esa creencia es errónea. Lo que se busca es promover la igualdad, que ni el hombre ni la mujer sea mejor o esté por encima del otro, sino que todos seamos iguales, libres y el miedo o la vergüenza de sentirse inferior deje de existir. Quiero aprovechar este día para compartir un hecho que viví ayer en primera persona y que fue la gota que colmó el vaso para decidirme a sacar a la luz esta entrada.

Precisamente ayer, en mi clase de infantil, sufrí un episodio bastante desagradable. Un niño se pasó todo el día desobedeciendo y riéndose de todo lo que yo le decía. Le pregunté que de qué se reía y me respondió, entre risas, que de mí. Y le volví a preguntar que qué era lo que le hacía gracia de mí y me dijo que no sabía. No sabía... pero lo hacía. Seguidamente, tuvo otro incidente con la única compañera de clase, también se reía de ella e intentó humillarla con comentarios hirientes, a lo que ella respondió con un empujón. Ante ese hecho decidí sentarnos todos juntos para hablar y le volví a preguntar al niño en cuestión por qué se comportaba así, por qué se reía de su compañera y también de mí. Su respuesta fueron carcajadas y un claro y tajante "jamás te lo contaré". ¿Lo peor? El amigo que le reía las gracias. Entonces les pregunté si del profesor al que estoy sustituyendo también se ríe así. Y fue entonces cuando confesó: "No, de él no porque es un chico, pero tú eres una chica y no me gustan las chicas". Intrigada a la par que asombrada con semejante respuesta, proseguí: "Entonces, de mamá y de la abuela también te ríes y tampoco te gustan porque también son chicas". En ese momento, antes de que pudiera responder, saltó el amigo defendiendo que "mamá y la abuela no son iguales que las profesoras". Tras mi: "¿cómo que no?, ¿por qué no?" comenzó el debate. Por suerte, otros compañeros sí defendieron que las chicas son iguales que los chicos porque todos somos personas y que las profesoras son igual de importantes que los profesores y hay que respetarlos. 

A la salida, le comenté a otra compañera lo ocurrido y juntas con el niño, fuimos a hablar con el padre, que había venido a buscarlo (normalmente solía venir la abuela, pero esta vez vino él). El niño no fue capaz de contarle lo ocurrido, se sentía realmente avergonzado porque se puso totalmente colorado, pero así como fue tan valiente para reírse a carcajadas, no obtuvo esa valentía para sincerarse. Cuando el padre se enteró, se enfadó muchísimo y le ordenó que me pidiera perdón, un perdón que nunca llegó porque, a pesar de todo, él no se arrepentía, sus pensamientos y creencias no habían cambiado por un castigo.

Es inconcebible que con sólo 4 años un niño pueda tener pensamientos tan férreos y negativos que le lleven a actuar de esa forma tan lamentable y decepcionante. ¿Cómo un niño llega a ver normal reírse de su profesora o meterse con su compañera sólo por ser chicas? Me quedo con los comentarios positivos de otros alumnos, eso me demuestra que aún queda esperanza en soñar y luchar por un mundo mejor y, por supuesto, que es necesaria una educación basada en la igualdad.

También me quedo con la actitud del padre, que enseguida le puso el mismo ejemplo sobre la madre y  la abuela que yo antes le había nombrado. Hoy no podrá jugar en el patio porque está castigado, pero los castigos no le harán cambiar su forma de pensar. Hay que bucear más allá. Es imprescindible que no sólo desde la escuela, sino también en casa eduquemos a los pequeños en la igualdad de oportunidades y el respeto a las diferencias, pero sobre todo que nosotros inculquemos el ejemplo positivo y seamos modelos en los que reflejarse para que adopten actitudes, conductas y comportamientos feministas.


Aún queda mucho por hacer, pero nada es imposible. Poco a poco, entre todos, podemos contribuir a ese cambio de mentalidad. Y tú, padre, madre, abuela, tío, hermana, primo, maestra, monitor, maestro... ¿educas en igualdad?

jueves, 17 de mayo de 2018

¿Reciclamos?

Resultado de imagen de frase reciclaje

~~~ Todo puede tener otra vida (incluidos nosotros): ¡Recicla! ~~~

Normalmente, al pensar en la palabra reciclaje, nos vienen a la mente muchas ideas, todas ellas relacionadas con la reutilización de materiales. Y es que, muchas veces, no es necesario tener una gran imaginación para saber la cantidad de cosas y actividades que podemos realizar mediante esta acción. Claro que si tienes esa creatividad, ese don especial para hacer auténticas maravillas, mejor que mejor, pero no es lo más importante. ¿Las ventajas del reciclaje? Las conocemos de sobra, ya que desde niños nos han inculcado ese valor. Sin embargo, esta vez no vengo a daros la chapa con el tema del reciclaje de materiales, que de eso ya algunos podemos ser expertos absolutos (aunque también es fundamental, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de dinero que ahorras siendo una persona práctica). Hoy vamos a abordar la idea del reciclaje desde otra perspectiva, una más humana, más cercana y que de igual modo nos incumbe a todos.

Al hablar de reciclar, propiamente dicho, podemos hacerlo en referencia a la actualización de ideas, sentimientos, hábitos o estados. ¿Qué cosas, acciones o actitudes te gustaría reciclar en tu vida? Pequeñas cosas, quizás perdidas en tu pasado que te gustaría volver a retomar. Por ejemplo: hobbies del pasado que te gustaría hacer de nuevo, encuentros añorables que quedaron perdidos, viajes que hicieron que el tiempo se detuviera y que te gustaría volver a recuperar, sensaciones de calma y relajación que echas de menos actualmente en un entorno de estrés... Párate y piensa, ahora tienes la oportunidad de cambiar el chip y renovarte, empezar de cero si lo necesitas. Seguro que algo hay, busca en tu interior y recicla ese deseo. 

Reciclar la mente es fundamental. Hay que intentar estar abiertos a nuevos mundos, a nuevas ideas y a nuevos horizontes. Si actualizamos nuestros pensamientos, cambiaremos nuestra percepción del mundo que nos rodea y, a la vez, transformaremos nuestra actitud para afrontar la vida. Descubrir oportunidades no es algo fácil, es necesario estar bien despierto para atraparlas. Por ello, resulta crucial mantener siempre una actitud positiva y abierta, que nos ayude a lograr aquello que ansiamos, así como despertar motivaciones personales ocultas o desconocidas hasta el momento.

De igual modo, no nos vendría mal reciclar un poquito también el corazón, los sentimientos hacia otros, pero sobre todo, hacia uno mismo. Eliminar las comparaciones, los pensamientos de "ése es mejor que yo". Limpiar todo tipo de odio o rencor, sustituyéndolo por perdón o, simplemente, por indiferencia. Debemos aprender a reciclar todos nuestros sentimientos negativos: ansiedad, miedo, tristeza o rabia, entre otros. ¿Cómo lo podemos hacer? En primer lugar, nos centraremos en lo positivo de una situación aparentemente desastrosa. Aunque sea más fácil reconocer los errores o el momento crucial en el que nos venimos abajo, hay que intentar mirar más allá, reconstruir los hechos y pensar en algo positivo que se quedó por el camino antes del hecho negativo. En segundo lugar, procuraremos no generalizar, no pensar que cada vez que pase algo similar, el resultado final será el mismo, cayendo, de esta manera, en un bucle continuo sin salida. Por último, debemos evitar tomarlo todo a pecho y creer que si ocurre algo malo, siempre será nuestra culpa porque somos así. Muchas cosas suceden y no dependen de nosotros, unas sí, pero otras no y tenemos que saber convivir con ellas sin machacarnos ni maltratarnos psicológicamente. Olvidar o dejar de recordarnos ciertos aspectos negativos, nos ayudará a llevar una vida mucho más sana y saludable.

Resultado de imagen de reciclar la mente frase

Y tú, ¿reciclas?