Y es que si algo he aprendido de todas mis experiencias, que quizás han sido más malas que buenas, es que de todo hay que sacar el lado positivo. Hay que quedarse con lo bueno y siempre, incluso de las experiencias más nefastas, sacas una conclusión positiva. Una moraleja que te sirve de mejora de cara al futuro porque lo bueno que tiene esto es que para afrontar una situación adversa, la próxima vez que llegue no te pillará desprevenido y sabrás exactamente cómo actuar para evitar tropezar de nuevo con la misma piedra. Verás nuevos caminos que te abrirán nuevos mundos y nuevas metas estarán a tu alcance.
Entonces sabrás que todo en la vida pasa por algo y que merece la pena vivirla.
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